Internacionales

Tras las repentinas inundaciones que mataron a unas 52 personas en Indonesia, los equipos de rescates continúan buscando entre ríos y escombros

Los equipos de búsqueda y rescate de Indonesia intentaban encontrar el martes cadáveres en los ríos y entre los escombros de las devastadas aldeas, y de ser posible sobrevivientes, tras las repentinas inundaciones que azotaron la isla indonesia de Sumatra durante el fin de semana.

Las monzónicas lluvias y un deslizamiento de tierra de lodo y lava fría del monte Marapi ocasionaron el desbordamiento de ríos. Las fuertes lluvias arrasaron pueblos de las montañas en cuatro distritos de la provincia de Sumatra Occidental poco antes de la medianoche del sábado. Las inundaciones arrasaron con personas y 79 viviendas y cubrieron cientos de casas y edificios, evacuando a más de 3.300 residentes a refugios temporales del gobierno, según el portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres de Indonesia, Abdul Muhari.

Según un comunicado de la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate de Indonesia, hasta el martes se habían rescatado 52 cadáveres entre el barro y los ríos, la mayor parte de los distritos más afectados de Agam y Tanah Datar, mientras continúa la búsqueda de una 20 personas que, según los informes, están desaparecidas. Se pronostican más lluvias en la provincia de Sumatra Occidental en los próximos días y el peligro por lluvias extremas continuará hasta la próxima semana, según la Agencia de Meteorología, Climatología y Geofísica de Indonesia. La agencia también recomendó la aplicación de modificaciones climáticas para reducir las lluvias.

Las autoridades empezarán a sembrar nubes en la provincia en su intento de evitar las lluvias y las repentinas inundaciones, dijo el Jefe de la Agencia de Gestión de Desastres de Iindonesia, Suhayabto, que usa un solo nombre como la mayoría de los indonesios. Dijo que se está implementando tecnología de modificación del clima desde la mañana para evitar lluvias durante el periodo de respuesta de emergencia. Mientras visitaba las zonas afectadas en el distrito de Agam, dijo que la emergencia finalizará el 25 de mayo.

 

Las imágenes de televisión mostraban a los equipos de rescate usando martillos neumáticos, sierras circulares, herramientas agrícolas y, en ocasiones, sus propias manos, para cavar desesperadamente en el distrito de Agam, después de que las carreteras se convirtieran en ríos turbios y marrones y las aldeas queden cubiertas por barro espeso, rocas y árboles arrancados de raíz.

Decenas de personal de rescate intentaban encontrar cadáveres y sobrevivientes en un río alrededor del área de una cascada del valle Anai en el distrito de Tahah Datar, donde toneladas de barro, rocas y árboles cubrieron casas debido a las repentinas inundaciones. Los equipos de rescate se centraron en buscar a cuatro personas de un grupo de siete que fueron arrastradas por sus autos. El lunes se retiraron otros tres cadáveres, dijo Abdul Malik, director de la Oficina de Búsqueda y Rescate en Padang, capital de la provincia.

Con varios desaparecidos y áreas remotas aún inaccesibles, el número de muertos puede aumentar, dijo Malik. En Indonesia, las fuertes lluvias causan frecuentes deslizamientos de tierra junto a repentinas inundaciones, una nación archipiélago de más de 17.000 islas donde millones de personas viven en áreas montañosas o cerca de llanuras aluviales. El reciente incidente se produce dos semanas después de que fuertes lluvias provocaran repentinas inundaciones y un deslizamiento de tierra en Sumatra Occidental, que mató a unas 26 personas y dejó a otras 11 desaparecidas.

Una erupción volcánica sorpresa del monte Marapi a finales del año pasado mató a 23 escaladores. Las repentinas erupciones de la montaña son difíciles de predecir debido a la fuente poco profunda y estar cerca de la cima, dijo el Centro de Vulcanología y Mitigación de Desastres Geológicos de Indonesia. Desde una erupción en enero de 2024 que no causó víctimas, Maripi ha estado activo. Es uno de los 120 volcanes activos de Indonesia, país propenso a sufrir agitaciones sísmicas debido a su ubicación en el “anillo de fuego” del Pacífico, un arco de volcanes y fallas que rodean la cuenca del Pacífico.